Estándares de calidad

Los servicios de voluntariado suelen exigir mucho a los voluntarios a nivel personal. Para no sobrecargarlos, los voluntarios necesitan personas de contacto fácilmente accesibles fuera de su lugar de asignación. Existen diferentes modelos de apoyo personal: se puede recurrir a los mentores voluntarios, así como a las familias de acogida, a los pedagogos a tiempo completo contratados por la organización de acogida o, especialmente en el caso de las misiones internacionales, a los representantes de los países.

La combinación de trabajo y aprendizaje ya está organizada en el propio servicio de voluntariado. Sin embargo, también tiene sentido ofrecer oportunidades educativas independientes en las que los voluntarios puedan adquirir y ampliar sus habilidades sociales y cualificaciones prácticas. El intercambio con otros voluntarios también es indispensable. Siempre y cuando sea posible, debe formar parte de los programas educativos. La educación y los encuentros también sirven para reflexionar sobre el voluntariado.

El compromiso de los voluntarios debe ser reconocido. Se experimenta a través de una cultura de aprecio en el lugar de asignación y en la organización que coloca al voluntario. Documentar el compromiso del voluntario es una práctica habitual, al igual que la entrega de un certificado al voluntario al final del periodo de servicio.

Si se quiere asegurar la calidad de su propio trabajo y seguir desarrollándolo a largo plazo, los proveedores de servicios voluntarios deben revisar constantemente de forma crítica sus propias acciones. Esto determinará si se están logrando los objetivos previstos para todos los implicados y cómo lo están haciendo, así como si es necesario cambiar o desarrollar algo.